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Desde las tiendas más destacadas hasta los zonas artísticas más frecuentados o las obras de arte más conocidas expuestas de las galerías de arte, hay tantas guías de viajes como mochileros dispuestos a conocer continentes.
En familia visitar un pueblo puede convertirse en uno de los más intensos recuerdos y desconexiones. Aunque por norma general las guías cierran mucho en torno a destinos concretos, también las hay que hacen recomendaciones de la esencia del lugar, invitando a los turistas a conocer por sí mismos el el nuevo destino o lugar.
Para hacer vuestras maletas y no errar, más allá de intuición, hay también que saber de antemano qué tipo de visitas de las que aparecen en la guía de viaje se van a realizar. No es lo mismo ir de visita cultural que a los distintos parques naturales, ni ir de comida o planificar un picnic.
Saber previamente cuáles son los horarios de los principales monumentos y museos que deseas conocer ayuda mucho a organizar, junto con aplicaciones móviles, varios días de un viaje en familia en el que optimizar el tiempo. De ahí la ventaja más destacada de tener disponible una guía que concentre toda la información de más valor del destino que estás a punto de conocer.
La principal información está en las páginas de la guía. Los transportes, cómo moverse por el destino, qué visitar en una zona, qué experimentar entre sus calles, dónde recalar para encontrar las tiendas más tradicionales, los locales más de moda, los monumentos que hablan de su pasado…todo lo que debes de conocer.
Uno de los puntos importantes que poseen este tipo de guías turísticas es que en realidad toda la información importante está incluida, lo que proporciona, sin necesidad de profundizar, se tengan datos importantes de lo que se está viendo.
Una guía para viajar es el primer contacto con el lugar, antes incluso de reservar los vuelos. Es la ventana a todo lo que puede ofrecer el destino en forma de pinceladas. Es el principio de la aventura de viajar.
Quienes han publicado una guía de viajes han rastreado el lugar a fondo, disfrutando y decepcionándose con los lugares que esconde, algo que de un modo u otro, son capaces de trasladarnos, por mucho que sean neutrales, en la elección que proporcionan para evitar la misma experiencia al turista.
En las guías de zonas monumentales, que no son fáciles de encontrar pero existen, es el momento de disfrutar con detalle y dedicar parte importante del viaje a un solo momento de la historia. Cada lugar habla de sí mismo.
¿Ausencia de planes? En las guía de viaje también proponen opciones para quien no tiene planes. Hay siempre sitios de visita para visitas, para intercambiar impresiones, para enseñar costumbres…solo hay que encontrar dónde hacerlo y las guías de viaje pueden ser ese primer contacto.
La mejor playa, el mejor amanecer, dónde ver el atardecer de ensueño, dónde se rodó la escena de la película que popularizó ese destino, quién fue propietario de esa casa…todo y mucho más lo podrías descubrir en la guía del destino.
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