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Las guías de viajes han servido para motivar a muchos turistas y viajeros que han buscado un referente para visualizar en su contenido los lugares principales a visitar, pero del mismo modo qué lugar elegir para ir a comer, qué puedes hacer en un día concreto cuando hay encuentro en un determinado lugar de la ciudad o también como salir del mundanal ruido de sus calles para trasladaros a un rincón de la naturaleza a solamente 12 minutos del de tu principal destino.
En solitario descubrir un enclave natural puede convertirse en uno de los más divertidos vivencias y desconexiones. Aunque por norma general las guías cierran mucho en torno a destinos concretos, del mismo modo las hay que emiten recomendaciones de la esencia del lugar, invitando a los turistas a conocer por sí mismos el estilo y costumbres del lugar.
Para hacer la maleta y no equivocarse, además de intuición, hay también que saber de antemano qué tipo de visitas de las que muestran en la guía de viaje se van a llevar a cabo. No es lo mismo ir de visita arquitectónica que a los distintos parques temáticos, ni ir de cena o planificar una visita a la playa.
La diversión no siempre empieza en el momento se compran los billetes de tren. En realidad, las vacaciones comienza en el momento que se busca datos del destino al que quieres viajar. Y no hay mejor cosa que comenzar a hojear guías de viaje para conocer cuál es la que más se acerca al estilo de viaje que te gustaría disfrutar en familia.
La información más importante está en las páginas de la guía. Los medios de transporte, cómo moverse por el destino, qué visitar en una zona, qué visitar en sus calles, dónde visitar para encontrar los lugares más emblemáticas, los locales más underground, los graffitis que hablan de su cultura…todo lo que no te puedes perder.
Uno de los puntos fuertes que tienen este tipo de guías para viajar es que realmente toda la información de interés está reflejada en su contenido, lo que facilita, sin necesidad de profundizar, se tengan nociones de lo que se visita.
No todo vale, se trata de usar la guía como base, no al pie de la letra porque sería complicado realizar todo lo que aparece. ¿Qué tal centrarse en lo más interesante para uno y, desde ahí, profundizar aún más la información?
Una guía de viajes es como un álbum de recuerdos. Son pequeños momentos que dejan imaginarse mucho de lo que podremos ver, pero que hay que leer entre líneas, cuál es la interesante historia que exíste tras la fotografía.
En las guías de zonas monumentales, que podrás encontrar, es el momento de disfrutar a fondo y dedicar parte importante del viaje a un solo hecho histórico. Cada monumento habla de sí mismo.
Algo que te sorprenderá en cualquier guía para viajar es que ofrecen datos interesantes de cada monumento. Desde dónde tomar la mejor fotografía, cuál es el ladrillo que sobresale, cómo conseguir llegar antes…
La mejor playa, el mejor despertar, dónde ver una puesta de sol de película, dónde se rodó la escena de la película más famosa, quién fue propietario de esa casa…todo esto lo podrías conocer en la guía del destino.
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