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Las guía de viaje han servido para inspirar a una gran cantidad de mochileros y viajeros que buscaban documentación para encontrar en su contenido los deberías de visitar, pero del mismo modo dónde ir a comer, qué puedes hacer días señalados cuando hay mercadillo en en un lugar o sitio determinado de la zona o incluso como evitar el bullicio para aparecer en un rincón natural a solo 15 minutos del núcleo poblacional.
En solitario visitar una ciudad puede convertirse en uno de los más intensos vivencias y desconexiones. Aunque por norma general las guías cierran mucho en torno a destinos concretos, también las hay que hablan de la esencia del lugar, invitando a los turistas a descubrir por sí mismos el saber vivir del sitio.
Para hacer vuestras maletas y acertar de pleno, más allá de intuición, hay también que conocer cuales son las visitas de las que aparecen en la guía de viaje se van a organizar. No es lo mismo ir de museos que a los distintos parques temáticos, ni ir de picoteo o planificar un picnic.
El viaje no siempre comienza a partir de cuando se aquieren los billetes de tren. En realidad, el viaje se inicia en el momento que se se inicia la búsqueda de datos del destino al que quieres viajar. Y no hay mejor cosa que empezar a hojear guías de viaje para saber cuál es la que más se parece más al estilo de escapada que te gustaría disfrutar en familia.
La información que necesitas habitualmente está en las páginas de la guía de viajes. Los medios de transporte, cómo moverse por el destino, qué visitar en una zona, qué visitar en sus calles, dónde recalar para encontrar las tiendas más frecuentadas, los locales más de moda, los lugares que hablan de su cultura…todo lo que debes de conocer.
Uno de los puntos fuertes que tienen este tipo de guías para viajar es que en realidad toda la información de interés está incluida, lo que hace que, sin necesidad de entrar a fondo en todos los detalles, se tengan nociones de lo que se está viendo.
No todo vale, se trata de usar la guía de viajes como inicio, no al pie de la letra porque sería imposible realizar todo lo indicado en ella. ¿Qué tal centrarse en lo más relevante para uno mismo y, a partir de ahí, ampliar aún más la información?
Una guía para viajar es como un álbum de recuerdos. Son pequeños pinceladas que dejan entrever la maravilla que hay detrás, pero que hay que leer entre líneas, cuál es aquella interesante historia que exíste tras la fotografía.
¿Qué tal dejarse llevar por la sensación de abrir la guía por cualquier página y hacer lo que ponga? Cuando hay ausencia de ideas, la improvisación es la mejor solución.
Cada guía de viajes lleva una organización diferente y responde a las necesidades concretas de un tipo de turista. Los hay que prefieren guías generales, otros más locales y otros que recojan todo lo que las otras no muestran. Elige la que más se adecue a tus preferencias a la hora de viajar.
La mejor playa, el mejor puesta de sol, dónde ver el atardecer de ensueño, dónde se rodó la escena de la película más famosa, quién y qué hechos históricos ocurrieron en esa casa…todo esto lo podrías saber en la guía del destino.
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